Una de las invitadas especiales que ayer colaboró con
Expoacción fue Marina Coto, hija de una niña de la guerra que
actualmente reside en Moscú, y que no dudó en poner su granito de arena
gracias a la unión que su hijo, Antón Groshkov -que reside en Gijón-,
tiene con la entidad presidida por Jesús Santos Villagrá.
Marina ofreció un espectáculo de flamenco, «porque así me
siento yo, flamenca; aunque no tenga raíz gitana o andaluza», y no dudó
en valorar para EL COMERCIO su origen asturiano. «Mi madre me enseñó a
hablar y a bailar. Ella sentía una gran nostalgia por su tierra, por su
patria, por su pueblo. Era algo realmente suyo. Me inculcó Asturias muy
dentro de mí, tanto que quizás quiera mucho más a Asturias que otros que
pueden residir en ella siempre», señaló.
De todas formas, «los orígenes siempre llaman a una»,
reconoce, mientras no descarta «regresar en un futuro a la tierra de mi
madre».